(ESP. Madrid, Rialp. 2002)

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  • 24 novembre 2013
    Bernard Delhomme

    PEREGRINOS A SANTIAGO

    Un libro distinto sobre el Camino de Santiago, de la escritora y periodista María Merino. Entrevista a la autora. ¿Por qué los hombres también lloran en el Camino de Santiago ? Lo que viven, lo que sienten. ¿Cabe hablar de "milagros" ?

    Camino de Santiago, donde los hombres lloran

    Bibliotecas de todo el mundo cubren sus estanterías con volúmenes que desmenuzan los entresijos del Camino de Santiago. Pocas veces el testimonio, el sentimiento que a través de los siglos ha permitido la pervivencia de esta Ruta, se ha perpetuado por escrito. "Peregrinos a Santiago, lo que viven, lo que sienten", es una obra en la que la periodista María Merino recoge las vivencias de 50 caminantes que narran su historia. La autora es licenciada en Geografía e Historia de España, realizó en la Universidad de Lovaina el Curso Superior en Periodismo, trabajó durante nueve años en Bruselas, en la dirección ejecutiva del Campus, coordinando, entre otras actividades, programas de desarrollo de la mujer en zonas deprimidas de Perú. Ha participado en la Conferencia Mundial de la Mujer en Pekín. De regreso a España, colabora con distintas publicaciones, destacando especialmente sus columnas en EL CORREO GALLEGO, donde, confiesa, descubrió su vocación de articulista. Durante el año 1999 trabajó en la Oficina del Peregrino, lo que sensibilizó a la autora particularmente con la temática del Camino de Santiago. Ha publicado un libro de carácter histórico relacionado con esta Ruta milenaria y ahora "Peregrinos a Santiago, lo que viven, lo que sienten".

    Sostiene María Merino que hay rincones en el mundo únicos y uno de ellos es Santiago de Compostela y no sólo por su belleza artística y paisajística. Dice que es único porque en ella hablan los corazones de los hombres cuando finalizan el Camino de Santiago. María Merino ha trabajado en la Oficina del Peregrino durante el último año compostelano. Allí le hablaron hombres y mujeres que llegaban, felices, tras un más o menos largo caminar. Fruto de aquella experiencia es el libro “Peregrinos a Santiago, lo que viven, lo que sienten”, que acaba de publicar la editorial Rialp.

    ¿Otro libro más sobre el Camino...?

    Creo que se trata de un libro diferente. La bibliografía jacobea es extensísima, pero con esta obra aporto algo más, un viaje por el interior de los peregrinos, una crónica teñida de un carácter muy humano sobre lo que lo peregrinos llevan mientras hacen el Camino. Sus experiencias son tan ricas como rico es el camino en historia, en arte, en paisajes. Por eso me pareció necesario sacarlas a la luz. Es un reportaje que pasa por el corazón del hombre. Como el Camino no es uniforme, no puede reducirse a la experiencia de una sola persona, hay que mostrar un amplio panorama de las experiencias de muchos de ellos. Creo recordar que cuento las historias de más 50 personas.

    ¿Qué hay en ese corazón del peregrino ?

    Es un corazón cargado de sentimientos. Lo primero que me llamó la atención –al irles conociendo– fue encontrarme con que muchos hombres lloraban. De hecho, el título original del libro iba a ser “Donde los hombres lloran” y todo el relato se configura en torno a esta idea.

    ¿Por qué lloran esos hombres ?

    Por un dolor físico propio, por el de un ser querido, de emoción, de paz.... ¡Por tantas razones ! Cuando preguntaba a alguien por qué había hecho el Camino, aquella persona –que había caminado en soledad durante muchos días– reventaba su dolor conmigo. Algunos tenían a un familiar enfermo, o ellos mismos habían estado enfermos y se habían curado... Recuerdo muchas historias muy emocionantes, como la de un francés que me contó que su mujer acaba de fallecer hacia unos pocos meses y le había prometido hacer el Camino...

    Experiencias muy fuertes...

    Sí, muchas. Me sorprendió enormemente la fe y la generosidad con la que acometían el Camino. Muchos habían hecho una promesa, o lo hacían a modo de petición... Era un tipo de oración que, hasta entonces, yo creía pasada de moda, inexistente en nuestros días. Sin embargo, vi a personas jóvenes, a hombres en la flor de la edad de diferentes países, venir con esa actitud de rezar. Y más aún, me sorprendió conocer que se daban milagros en el Camino.

    ¿Cabe hablar de milagros ?

    Sí, ni soy milagrera, ni creo que el Camino pueda calificarse de este modo, pero pasan cosas, la gente me las ha contado, curaciones de enfermedades físicas, etc. ¡Es muy sorprendente ! Destacaría, sin embargo, una fuerza especial que se palpa en las personas que han hecho el Camino, como si la presencia de Dios estuviera muy presente en él. Al menos, puedo decir que yo casi podía tocar con las manos, ese algo distinto que tiene el Camino de cualquier otro sendero del mundo.

    Se dice que es un camino iniciático...

    No, no. Es una peregrinación. Creo que la verdad es bastante más sencilla que cualquier explicación de corte esotérico. El peregrino es un hombre que abandona las comodidades y seguridades de su vida diaria y se lanza a caminar solo, por parajes desconocidos, viviendo como un pobre, sin hogar, con lo mínimo de vestido y comida, etc. Es una persona que se deja espacio y tiempo para la reflexión y como consecuencia se encuentra a sí mismo, se plantea las preguntas más esenciales de la vida, encuentra respuestas y esto le cambia la vida.

    Entre sus reflexiones y preguntas sin duda, está la de Dios

    Por supuesto. Es inevitable hasta en las personas de otras religiones –hablé con budistas– o personas sin fe. Todas se plantean el hecho de la existencia de Dios y la relación que tiene con sus vidas. Hay otros que se lanzan al camino con una fe y un espíritu de oración increíbles, parecen monjes y sin embargo son abogados, empresarios... He sido testigo de cómo se acercaban a Dios, más de lo que ellos mismos habían previsto. Esto ocurría, especialmente, cuando se les explicaba en que consistía el jubileo, pues muchos lo desconocían. Al contarles lo que era la indulgencia plenaria, las condiciones que tenían que darse para lucrarla, la necesidad de confesarse... de repente, se daban auténticas conversiones. Lo cuento en uno de los relatos con un poco de detenimiento, pues fue una conversación que se repitió muchas veces. También, en bastantes ocasiones, aquellas personas vinieron después, a agradecerme esas explicaciones, que para mí resultaban difíciles de dar, porque eran un poco íntimas. En definitiva, todos encuentran algo cuando terminan el Camino.

    Todavía no hemos hablado de lo que sienten y viven esos hombres

    Curiosamente, tienen una serie de sentimientos comunes todos ellos, a pesar de tener procedencias tan distintas, tanto desde el punto de vista geográfico, como de edad, modo de entender la vida, religión, etc... Siempre suele haber una motivación común : la necesidad de apartarse de la vida cotidiana y darse un tiempo y un espacio para reflexionar. Buscan repuestas a sus vidas, a sus problemas... Y muchos viene rezando, como ya he dicho.

    ¿Tienes alguna anécdota preferida ?

    ¡Tengo muchísimos sucesos que me enternecieron ! Recuerdo, ahora, a un hombre mayor, de pueblo, que venía andando pidiendo por la recuperación del coma de su hijo, pero sólo lo pedía si esa era la voluntad de Dios, de lo contrario su petición era la de saber tener paciencia y amor con él.

    ¿Animarías a hacer el Camino de Santiago ?

    Por supuesto, pero con espíritu de peregrinación. No es una aventura. Por ejemplo, yo no considero que lo haya hecho, aunque en realidad lo he ido haciendo en etapas a través de los meses. Pero lo hice porque me gusta andar, por salir, por curiosidad del mundo del peregrino... Para hacer el camino hay que tomárselo en serio, hacerlo si es posible seguido, tener motivaciones y un espíritu de búsqueda y reflexión, de respeto y de sobriedad.

    Begoña Ortiz

    © ASOCIACIÓN ARVO 1980-2005

    Contacto : webmaster@arvo.net

  • 24 novembre 2013
    Bernard Delhomme

    Estas historias son reales, y ofrecen un amplio panorama de testimonios y vivencias de las personas que hacen el Camino. La autora los ha plasmado en este libro cálido e intenso. Una voz imaginaria que sirve de narrador, el Maestro Mateo, a quien se considera autor de la catedral de Santiago, contribuye a presentar esas historias reales en un estilo casi novelado, y muy atrayente.