(ESP. Pamplona, Pamiela. 2010) : "Apuntes desde Navarra".
 
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  • 6 avril 2010
    Bernard Delhomme

    Toda Navarra fue ruta de peregrinos, camino francés. De norte a sur, de oriente a poniente. Unas arterias principales conducían riadas de fe y esperanza hacia el corazón de Compostela. Eran las calzadas de San Juan de Pie del Puerto Ciséreo, por Roncesvalles y Esteribar hasta Puente la Reina, y la que, viniendo del Somport aragonés por Jaca, entraba por Yesa al abrigo de la serranía de Leire, para llegar a Obanos y Puente por Monreal. Los caminos unificados, las gentes hermanadas en la andadura, continuaban por el valle de Mañeru a Estella y luego a Logroño y Nájera, con la mirada puesta en la galaxia, guía de millares de caminantes hacia el sepulcro de Santiago.

    Pero junto a estas calzadas axiales, el valle de Baztan y la Ultzama, la Barranca del Arakil y Tudela, San Martín de Unx y Artajona, los rincones de Codés y Lapoblación, fueron testigos del paso de romeros penitentes cantando sus rezos hacia el Finisterre.